
Martinson se interesa en su obra por una gran cantidad de temas: desde las consecuencias de la técnica y el progreso hasta la flor más pequeña; de sus viajes por todo el mundo («En este momento estoy pelando patatas en el corazón del Congo») a los bosques de su tierra. Pero especial importancia tiene en su obra la Naturaleza, que pocas veces ha sido descrita con tanta belleza. Destaca la precisión y la minuciosidad de los más mínimos detalles, rasgo tomado de la lírica china.
«Elegí cantar a las cosas pequeñas,
a los marineros que trepan por las briznas de hierba
y al fuego del carbón de las luciérnagas en la hierba.
Porque bajo la hierba descansaré un día,
con los pequeños faroles de las luciérnagas a mi alrededor
y el viento soplará de acá para allá
con los cantos de los grillos
y los sonajeros de los álamos temblones».
Harry Martinson